24 jul 2015

Invitado: David Paulís

Creatividad, templanza, discreción, cortesía, escrupulosidad, esfuerzo, buen hacer con los pinceles, autosuperación, perfeccionismo, modestia, calidad artística y humana...Son los apelativos que se me ocurren cuando pienso en David Paulís, compañero de afición y de asociación. He visto propuestas maravillosas de él. Ideas, conceptos plasmados en pequeñas viñetas, fruto de un madurado proceso de abstracción, elaboración y conversión final que traslucen una sensibilidad extrema. Es un testarudo del pincel. Hasta que no consigue lo que desea, no para. Me siento muy complacido por que haya aceptado mi invitación a hablarnos de él y mostrarnos algunas de sus figuras en el blog. Es, pues, un placer, presentar a David Paulís...



Cuando Josep Mª  me propuso participar en esta sección de su blog le dije… ¿quién, yo?... y me respondió: ”Sí, tú. Y no te preocupes, pues estarás a la altura”.

Y… ¿quién soy yo?

Me llamo David Paulís y  soy uno de los muchos aficionados anónimos (hasta hoy) que se dedican a pintar figuras, gente que nutre día a día nuestra afición desde la base.

Empecé en este  hobby hace ya unos añitos, cuando mi mujer en mi cumpleaños me regaló un manual de modelismo y la maqueta de un pequeño barco. Lo monté y vi que los barcos no eran lo mío y di el salto rápidamente a los carros de combate. Un par de compañeros de trabajo tenían más experiencia que yo en el tema y me aconsejaron, me prestaron revistas ¡¡¡ y una enciclopedia de modelismo!!! …. Hoy en día la información se consigue con un clic de ratón.

Aún recuerdo cómo nos reímos cuando uno de ellos vino a casa para ver mi primer trabajo, cogió el carro de combate, lo levantó, le dio la vuelta y muy serio dijo: “la parte de debajo también la tienes que pintar…”, ja,ja,ja.

Descubrí pronto que me gustaban más las figuras que acompañaban a los carros que no estos, así que busqué y encontré una tienda donde tenían… sólo cuatro figuras en toda la tienda, pero era igual, yo solo quería una, daba igual qué figura o marca y ahí empezó todo.   
  
Un día, estando en Girona, encontré una exposición/concurso de figuras: el ”Soldat de plom”. De ahí a visitar la tienda de Art Girona y conocer a la familia Masferrer (un fuerte abrazo)  e ingresar como socio en El Baluard, que cuenta  con un grupo de gente fantástica. Fue fácil incluso para mí, que soy de carácter muy reservado.

No suelo ir a concursos aparte del “Soldat de plom”, que organiza la asociación. He asistido a otro concurso sólo dos veces. Tampoco he hecho muchos cursillos; aprendí desde abajo, con gente como yo.

La figura de la que estoy más contento y que me ha dado más satisfacción haber pintado es una figura modelada por un compañero de la asociación de su hijo montando en triciclo que me ofrecí a pintar. Fue mejor que cualquier “Best of show” dado en un concurso. 

Suelo pintar lo que me gusta y como me gusta y si además le gusta a más gente, pues bien. Si no, ningún problema. Para gustos, colores, y tenemos una paleta de colores muy amplia...

Un consejo: sed fieles a vosotros mismos y disfrutad de vuestros trabajos. 

Bien, pues ya me conocéis un poco más.  

Agradecer la invitación y un abrazo.

David Paulís




 





22 jul 2015

Avances con la capa del templario


Pasar a blanco y negro una fotografía de una figura que estamos pintando nos permite estudiar el trabajo que llevamos a cabo, sobre todo con ubicación de luces y sombras y degradados. Las cámaras y los programas de edición de imagen se han convertido en unos aliados, ya que nos ayudan a estudiar, entender y corregir errores que a veces el ojo no ve o a descubrir el papel que juega nuestro cerebro para, luego de procesar los datos que recibimos a traves de los sentidos, buscar una respuesta o interpretación de lo percibido que nos resulte más o menos coherente con nuestro universo reconstruido a través de la experiencia y el conocimiento adquiridos.

En una sesión he podido realizar algunos avances sobre la parte trasera de este templario que estoy "restaurando" en los ratos libres. Reconozco que da pereza, pero ya que decidí llevar a cabo esta reinterpretación, hay que seguir hasta el final.

Estas son algunas fotografías que muestran los (pocos) avances realizados.



"Pintar" el color blanco no resulta sencillo. En realidad, realizamos trabajos con tonos y gradaciones más o menos "grises" entre partes claras y partes que no recibirían tanta luz intentando generar la sensación de que toda una prenda es blanca o de un blanco determinado. Nuestro cerebro interpretará las partes que reciben más luz, las más expuestas a la incidencia de la fuente luminosa de la escena, como un blanco de referencia, aunque en realidad no sea blanco ni por asomo. Nuestro acerbo cultural también nos puede hacer creer que una prenda que en realidad aparece como gris sea interpretada como un blanco si somos capaces de reconocer una imagen de un templario con una cruz de color rojo en el pecho, o negra si la cruz es blanca y entonces creeremos estar viendo un hospitalario. Más aún, la primera imagen en blanco y negro nos puede hacer creer que en realidad tenemos ante nosotros un caballero teutónico si damos por sentado que la cruz es negra y la sobrevesta blanca.

Las principales dificultades que estoy teniendo ahora están en la adecuación de los tonos empleados para las sombras y luces de la capa de la vista principal con las diferentes arrugas y pliegues de esta prenda por la espalda.

En la siguientes fotos se apreciará que aún no he sido capaz de igualar de forma coherente la diferencia entre zonas claras y oscuras de algunas partes de la capa que se aprecian por la vista delantera con otras de la parte trasera.



El sombreado de la zona señalada con el círculo rojo es demasiado oscuro en comparación con el "blanco y negro" de la zona de la capa trasera destacada con el círculo verde cuando se mira la figura desde esa perspectiva, algo que me gustaría corregir.

No tengo más remedio que dedicar aún nuevas sesiones para mejorar esas cuestiones trabajando también en la mejora de una serie de zonas que señalo a continuación.



La idea es que al girar la peana con la figura, la luz realice un modelado natural, como si se tratara de un prisma que da vueltas delante de una luz, y los degradados deben ser coherentes con la fuerza con que la aquella incide sobre el volumen de las arrugas, sean reales o inventadas. Hay tarea por delante. Pensé que podía haber acabado hoy, pero no fue así. Seguiremos intentándolo.

¡Un saludo!

KPG

7 jul 2015

Modelando un pequeño cráneo de cánido para ambientación


Aunque se trate de figuras para juego, como esta de un forajido de Dead Man's Hand, la elaboración de elementos complementarios en las bases puede dar un poco más de vida a las mismas. En el ejemplo que os muestro, decidí que un pequeño cráneo de un perro podría aparecer en ese espacio que hay ante la miniatura con el doble objetivo de contrapesar la escena y de dar la idea de que no quiere pisarla en su avance por el terreno.

Como siempre, el proceso de documentación es inevitable. Hay muchos tipos de cánidos, así que hay que elegir el que creamos que se corresponde con el espacio en el que está la miniatura. A esta escala tan pequeña (28mm) un cráneo de lobo o de perro pueden parecer muy similares. Pero si la escala es mayor habrá que ser cuidadoso con los detalles de cada tipo de animal para evitar incoherencias.

Luego de elegir el modelo, puse una pequeña cantidad de pegamento en el lugar en el que luego asentaría el trozo de pasta de modelar con la forma similar al volumen y dimensión del cráneo que quería representar.


Es importante ir con cuidado con las proporciones para que no haya errores en la apreciación de tamaños entre los diferentes tipos de cráneos presentes en la miniatura. En este caso, el cráneo del perro no podía ser mayor al del forajido, así que tuve que disminuir el tamaño de la masa de pasta inicial mientras empecé a trabajar con ella. Para rebajar y modelar empleé un palillo y un punzón con un final de punta muy fina.


La pasta de modelar se puede ir mojando para cambiar las formas sin riesgo a que quede tan seca que ya no podamos modificarla más. Eso si, para detalles muy pequeños hay que ir con cuidado. Pero si nos equivocamos, podemos poner otro poquito más de pasta y seguir trabajando sin demasiados problemas.

Luego ya es cuestión de paciencia... Cuando creamos que el trabajo con lo que tendría que acabar pareciendo un cráneo ha acabado, dejamos secar y empieza el trabajo de pintura. En primer lugar, le di una capa base de Gris Piedra (70.884/104) y un poquito de Amarillo Camuflaje (70978/116) de MC de Vallejo.


Luego, realicé las sombras con Alemán Cam Pardo Negro (70.882/150) y con diversos colores producto de mezclas de Marrón Cubierta 70.986 (110) con Hueso (870.918/5) o Gris Piedra intenté trabajar los volúmenes del cráneo sirviéndome de guía de la ilustración. Es muy importante tener en cuenta aspectos como el efecto del envejecimiento y paso del tiempo sobre los elementos. Seguro que todos recordamos haber visto huesos secados al sol que son prácticamente blancos y sin brillos, diferentes de aquellas calaveras pulidas y brillantes que pueden llevar, por ejemplo, algunos imperiales del universo Warhammer 40.000. Aquí intenté, pues, ofrecer ese aspecto seco en el cráneo del perro, pero evitando que llamara tanto la atención como para quitarle protagonismo a la figura. Espero que el efecto se aproxime al aspecto que tendría a vista de "pájaro jugón"... ;)


¡Un saludo!

KPG

5 jul 2015

Reflexión del color en metales.


Una de las cuestiones que a veces olvidamos en el pintado de figuras es que las superficies de los elementos metálicos reflejan los colores de los elementos que tienen a su alrededor. Puede darse un tratamiento de sombreado, efectivamente, pero es importante tener en cuenta el color reflejado dominante. Si somos capaces de tener en cuenta esto podemos conseguir interesantes y matizados efectos sobre las formas de cuerpos metálicos. Hay que tener en cuenta que no todos los metales reflejan la misma cantidad de luz y, por tanto, de color.

He realizado una prueba con la fiambrera individual que está sobre las mantas y la que serviría para llevar comida para el escuadrón que descansa sobre la mochila del equipo de un zuavo de finales del siglo XIX.

Si nos fijamos en la foto siguiente, se apreciará que un sutil sombreado acompaña el volumen de ambos recipientes. Para captar el marrón dominante de los lados, que proviene de la mochila o las cinchas de cuero) he trabajado con pasadas muy suaves y muy diluidas de agua con tinta marrón.


La idea es que el ojo tenga la sensación de captar la variedad de reflejos que proporciona la variedad cromática del entorno de los cuerpos metálicos.

Como la parte superior reflejaría el cielo, de un dia claro, tendría sentido hacer el mismo trabajo con las zonas horizontales. En este caso, con una pizca de tinta azul mezclada con apenas un poco de color blanco.


El matiz es muy suave, pero dará ese tenue aspecto azul que esperamos que el ojo recoja. Hay que ir con cautela y procurar que el reflejo se produzca "a escala" y con la dimensión o fuerza de lo que ocurriría a la distancia a la que veríamos a ese sujeto. Lógicamente, en la intensidad del color del reflejo intervendrá la intensidad y color de la luz que incida sobre el cuerpo.

En este ejemplo, lo hemos visto aplicado a superficies metálicas, pero está claro que dependiendo de las características de las texturas de los diferentes objetos o ropas y pieles, esta cuestión del color reflejado ocurre con todos los elementos, algo que ahora empieza a tenerse muy en cuenta y que es una clara tendencia en el pintado actual de figuras (sobre todo de bustos por las posibilidades que plantea el trabajo sobre grandes proporciones).

¡Un saludo!

KPG

2 jul 2015

Volver a empezar...


Aprender siempre un poco más con cada acierto, con cada error en cada uno de los proyectos que llevamos a cabo y disfrutar durante el camino, aunque pasemos por momentos complicados, eso es.

Compartir y asistir a cursos con compañeros y tener la fortuna de ver cómo los artistas de nuestro entorno llevan el modelado o pintado de las figuras o maquetas a escala a niveles cada vez más altos, otra gran suerte.

Llega el momento de reposar lo aprendido, de mejorar la técnica, de recuperar la candidez e ilusión de los primeros días, de buscar algo nuevo, de entender la magia del color y la luz, de aumentar, en definitiva, nuestra felicidad comprendiendo cada pincelada, cada concepto, cada resultado.

Creo que es bueno hacer una pausa de vez en cuando, mirar atrás, mirar al principio de todo -como he hecho yo recuperando la fotografía de la primera figura que embadurné hace ya 16 años y que abre este post- y pensar sobre el camino realizado y el que todavía queda por andar.

A veces siento la necesidad de detenerme y pensar sobre cómo hago las cosas y porqué las hago así para poder entender qué ocurre ante mis ojos y si soy capaz de transmitir sensaciones, sentimientos, emociones, historias con el resultado y mejorar día a día. Y hacerlo sin olvidar lo afortunados que somos por poder dedicar tiempo -y dinero- a esta afición que debe tener por objetivo ayudarnos a ser más felices cada día.

Me tomo ese descanso... Sin pausa, pero sin prisa. Seguimos avanzando.

¡Un saludo!

KPG