3 abr 2015
Disimulando encajes con pasta de modelar
En muchas ocasiones nos encontramos con encajes complicados entre piezas de nuestras figuras que generan volúmenes difíciles de tratar, puesto que no recuerdan a los que se producen de forma natural entre, por ejemplo, las prendas que imitan. Para ilustrar a qué me refiero pongo en marcha este post con la figura de maniobra que lo encabeza. El brazo izquierdo, que está en una posición más relajada que el derecho, muestra un saliente en el hombro y, además, se aprecia un hueco bajo el sobaco poco natural, que no tiene continuidad con la pelliza.
Podemos emplear diferentes masillas para igualar esos desequilibrios. Pero en este caso os muestro una manera de intentar solucionarlo con pasta de modelar de secado al aire, con sus pros y sus contras. La que he empleado para ilustrar este ejemplo es la que aparece abajo: una sencilla pasta de color barro que puede encontrarse en cualquier bazar o papelería.
No hará falta más que un fragmento de ese trozo de pequeño tamaño que aparece en la ilustración para intentar corregir el desmán. Con un pincel humedeceremos la parte central del encaje, sobre la que colocaremos un trozo de pasta.
Luego, con paciencia, la iremos repartiendo de manera que demos sensación de continuidad entre las partes más separadas. No hay temor a que se seque ni tendremos que luchar contra tiempo de secado alguno, ya que cada vez que se humedezca con agua la pasta se podrá desplazar con la punta del pincel. Es importante procurar no llevar el barro mucho más allá de la zona de trabajo, ya que podemos repartir la pasta a otros lugares no deseados y puede instalarse allí como una imperfección. De todas formas, seguira siendo muy fácil retirarla con agua y pincel.
Con una herramienta de modelar húmeda o un palillo también podemos generar hendiduras y arrugas. Con el paso suave de un pincel, acabaremos por llevarnos los granos e imperfecciones superficiales y podemos conseguir un volumen liso.
El secado es, como puede entenderse, muy rápido, tanto si queremos esperar a que finalice -siempre que se trate de cantidades pequeñas de pasta- o si lo aceleramos con el secador. No hay que temer sorpresas que sí pueden producirse con otras masillas que disminuyen o aumentan el volumen al fraguar, con la consabida y delicada acción de mejora posterior que eso conlleva.
Finalmente, llega el momento del pintado. La pintura acrílica cubre perfectamente esta superficie.
Después de unas cuantas capas con el color base, podemos comprobar que las superficies a "unir" dan sensación de continuidad natural. Con el pintado posterior y el reparto de zonas claras y oscuras también mejoraremos esa sensación.
En definitiva, otra posible solución a los problemas que nos encontramos cuando las piezas de las figuras que tenemos que pintar nos ponen en aprietos.
¡Un saludo!
KPG