En la medida de lo posible, hay que evitar la competencia de luces de diferentes fuentes en el área de trabajo de pintura. El ojo procura adecuarse a la calidad y cantidad de las luces del lugar y eso hace que, si no vamos con cuidado, creamos que pintamos con un color determinado que no tiene nada que ver cuando separamos la figura de ese lugar de trabajo.
Hay que ir con precaución con luces que vienen de diferentes direcciones a las de los focos que empleamos para la pintura de la miniatura o que pueden reflejarse en superficies que tenemos detrás de ella. Vamos a ver un ejemplo.
En primer lugar, vamos a ver una foto de un espacio de trabajo con una figura que tiene detrás un papel blanco doblado y luego otra con una superficie oscura, negra, como de goma, que atenúa e impide mucho el rebote de la luz del lugar.
El efecto que obtenemos en la fotografía es más o menos similar al que ocurre con nuestra visión. No ha habido cambio de intensidad, sólo se ha evitado la incidencia de la luz en el folio trasero. Veremos el efecto con un encuadre más cerrado.
Si nos fijamos, vemos que al tener ese fondo oscuro podemos concentrarnos mucho más sobre el aspecto de los colores de la figura y su contorno. Descubriremos mejor los matices y las formas de las arrugas o de los volumenes.
¡Un saludo!
KPG