Con el paso del tiempo, los elementos externos, como el polvo o una exposición prolongada a la luz solar, filtrada o no por un vidrio, afectan al aspecto de las figuras. Incluso aunque se encuentren protegidas al amparo de una vitrina o supuestamente isoladas de cualquier elemento externo en el interior de un mueble o caja. Las pequeñas partículas de polvo suelen encontrar casi siempre un resquicio por el que pasar. Esto hace que, si queremos que tengan un buen aspecto de forma casi permanente, tengamos que dedicar algunas sesiones a la limpieza externa de las mismas.
No sé si os ocurre también a vosotros, pero en mi caso, he comprobado que algunos colores o pigmentos son especialmente sensibles a mostrar los efectos de envejecimiento debidos a esas cuestiones que comentaba antes. Es el caso del rojo. Como habréis visto en la foto superior, la capa de este vikingo -con unos cuantos años de pintado a sus espaldas- muestra algunas huellas que le confieren un aspecto desagradable. Siempre limpio las figuras con la ayuda de una especie de brocha de pelo suave. Podemos emplear un pincel de cerdas suaves, o de esos que se usan para el maquillaje. También en más de una ocasión empleo los pinceles que sirven para limpiar las ópticas de las cámaras, algunos de los cuales tienen una especie de bomba para insuflar aire y ayudar a que éste y la ayuda de las cerdas de su extremo consigan separar las motas más insolentes y testarudas. Los muestro a continuación.
En el caso que os comento, y a pesar de que siempre había intentado evitar ese aspecto blanquecino que iba adquiriendo la superficie extensa de la capa roja y sus pliegues, decidí tomar una decisión que me ha ayudado a mejorar bastante o mucho su aspecto. Usé el pincel de limpieza humedecido con agua y lo pasé con suavidad por la capa. Llevé a cabo esta operación con algo de paciencia y en repetidos pases, para dejar luego paso, al final, al empleo del secador.
El resultado no me parece malo del todo, aunque se puede ir mejorando poco a poco, procurando, sobre todo, no ser demasiado agresivo con el pase del pincel . Eso sí, ya no están esas manchas tan desagradables y la capa recuerda más al pintado final original.
Reconozco que no empleo barniz de ningún tipo en general para las figuras -entre otras cosas porque un empleo poco acertado genera justo el efecto contrario al esperado y en lugar de un aspecto mate podemos obtener uno satinado o brillante si nos excedemos. Creo que seguiré empleando este método de ahora en adelante si me encuentro con situaciones similares. Quizás el barnizado resulta mejor para recuperar el "pintado original". Algunos pintores han dado por lo visto con la fórmula, que dejaremos para pruebas posteriores.
¡Un saludo!
KPG